En esta urbe gigante te mueves (lamentablemente) sobre todo en coche o autobus. Pero existen otros medios de transporte – por ejemplo un transbordador pequeñito en Xochimilco, un barrio al sur de la Ciudad de México
Si observases una imagen aérea de la Ciudad de México seguramente descubrirías en la esquina sureste de la foto unas manchas verdes. Aquí, en las zonas capitalinas de Xochimilco und Tláhuac, se ubican los remanentes del otrora sistema lacustre enorme que hace muchos años cubría gran parte del valle de México – y que hoy se encuentra cubierto o destruido por el concreto y acero de la Ciudad de México (otro día les contaré sobre el lago aquí en mi blog).
Auf Deutsch lesen / Leer en alemán
Lo que se salvó del lago
Estos remanentes son formados por los canales de Xochimilco, el lago de Chalco y entremedio la Cienaga de San Gregorio en la zona agrícola de mismo nombre, y donde en octubre se ofrece la cempasúchil, flor de muerte. Estas zonas verdes son algo como una barrera que pone coto al tráfico y las zonas residenciales aledañas.
Uno des estos diques lo encuentro por ejemplo en la pista de canotaje, área olímpica de 1968: Desde el centro histórico de Xochimilco (o hacia allá) es necesario tomar con el coche una vuelta más larga para llegar – ahora que si no tomas la ruta corta, a pie o bici cruzando uno de los canales del pueblo antiguo. Con una lancha transbordadora. Ante la cual me encuentro.
Para llegar hasta la lancha o barquita hay que moverse bordeando la pista de canotaje o atravesar el barrio de Tlacoapa. Los llamados „barrios“ son zonas tradicionales de Xochimilco, cuyo nombre náhuatl significa „tierra de flores“. Tlacoapa se fundó en el área de un hospital anterior, construido después de la conquista española.
No hay que asustarse si accedes al transbordador moviéndote por Tlacoapa, ya que su borde atracadero se ubica al final de un callejón estrecho y poco atractivo para forasteros. La otra cara del canal ha visto también tiempos mejores: A mano izquierda del atracadero en el lado oriente del canal se encuentra un columpio oxidado, piedras límites están desmoronadas. Huele mal en el borde de la pista de canotaje. Pero como ya mencioné es una zona construida en 1968, cuando se celebraron los juegos olímpicos en la Ciudad de México. Un año en que esta zona, a 25 kilómetros del centro histórico de la CIudad, aun era un paisaje rural.
Fuerza muscular en vez de un motor
El transbordador son más bien dos barcazas planas, sus barqueros las mueven tirando de una cuerda colgada sobre el canal. Para explicarlo: Te subes a la barquita. Adelante está el barquero de pie y espera hasta que se llena sus lancha. Hasta ocho personas tienen espacio. Entonces empieza a tirar con sus manos de la cuerda, apretando sus pies en los tablones de la lancha, y moviéndose así el mismo. Con la mano acariciando la cuerda atraviesa la barquita al otro lado, mientras que esta se mueve lentamente en dirección hacia la otra orilla. EL barquero empieza a usar otra vez la cuerda, esta vez para guiar su nave en caso de ser necesario.
Parece cosa fácil, pero me imagino que debe ser bastante peso con ocho personas encima (y bicis o otros aparatos). Tal vez debería probarlo y mismo en vez de irme a correr.
¿Más historias de la Ciudad de México? Regístrate para mi newsletter
Moneda, no billete
Me toca a mi atravesar la orilla y me decido por unas de las dos lanchas. Subo, seguido de unos ciclistas con sus bicis, y le paso a mi barquero una moneda de cinco pesos, lo que equivale a unos 20 céntimos en España. Cuando me ofrece el cambio le doy las gracias al hombre y le pido quedárselo – el traspaso mini cuesta en realidad tan solo dos pesos (unos ocho céntimos).
¿Te parece poco? Dos pesos, en un país donde según una noticia un policía cobra unos 530 Euro mensualmente, y donde el kilo de tortilla de maíz – producto esencial de consumo – cuesta en promedio 15 Pesos , tienen más valor que en Europa. Un consejo para viajeros: Poned atención en la Ciudad de México de tener siempre disponible unas monedas cuando queréis pagar algo en los puestos callejeros. Muchos vendedores no te podrán dar cambio si quieres pagarles con un billete de 200 pesos (equivale a ocho euros) o incluso 500 pesos (20 euro) (más sobre dinero en México y su valor puedes leer aquí sobre el precio de un juego de Lego) – y olvídate del billete de 1000 pesos (que sí, sí existe).
Atajo camino al periférico
¿Pasar el canal? En realidad podrías atravesarlo a pie – son tan solo 30 metros que separan ambas orillas y no tiene tanta profundidad: El canal te llega hasta la cadera, me explica el barquero, poniendo una mano en la suya. „Pero normalmente el agua es más alta, hasta las escaleras“, me dice señalando hacia la orilla.
Estamos en época de sequía, tal vez por eso. Los canales de Xochimilco y toda la Ciudad de México hace tiempo sufren la caída de la capa freática – lentamente, la ciudad se hunde como se puede observar por ejemplo en el centro histórico.
Solito no estás con el transbordador de Xochimilco: Mucha gente usa el atajo – para hacer ejercicios en la pista de canotaje o para alcanzar los autobuses que circulan por el periférico cercano. O camino de allá de vuelta.
Es ni siquiera un minuto lo que dura el pasaje en esta mañana. Pero permite un momento de relajo, mirando el canal a lo lejos. Reina el silencio, el agua está tranquila. Y ya llegamos a la otra orilla. Subo una rampa desmoronada y me doy la vuelta. Las lanchas se llenan con nuevos peatones, mo barquero recolecta las monedas, enseguida tirará de la cuerda.
Y yo pienso que la próxima vez no atravesaré el canal, sino que lo usaré para dar un caso con un bote. Conocer el laberinto de los famosos canales de Xochimilco. Pero ya les contaré otro día. Miguel Castro/voyyestoy.com
Nota: Traducción del original en alemán del 20 de noviembre de 2020