Si esuchas truenos a tu alrededor en Xochimilco, en el sur de la Ciudad de México, no te asustes: Devotos lanzan cohetes en el día de honor de su santo. O de la Virgen. Incluso en la noche o por la mañana …
A veces se puede oír el cohete, justo antes de su explosión. Oyes un silbado durante unos segundos en su ascenso, tiempo suficiente para cubrirse rápidamente los oídos, antes de que estalle fuertemente el cohete. Poco después, otro escala hacia las estrellas. Y estalla ensordecedor.
Residentes molestos recuerdan en medios sociales los perros traumatizados, la contaminación del aire y la necesidad de descanso: Pero en Xochimilco se truena. Porque es una tradición, para festivar al santo patrón local. Porque es parte de las costumbres del pueblo o del distrito. La impresión es obvia: Es divertido. Y honestamente, los alemanes hacen lo mismo al final del año. A pesar de todas las dudas.
Xochimilco se conoce como área de “fiestas”, de las celebraciones del pueblo. Supuestamente cada fin de semana se celebra aquí una procesión, comerciantes montan sus puestos, una feria ofrece diversión por unos pocos pesos. Al menos hasta que se presentó la pandemia del Corona-Virus.
Y no hay fiesta sin petardos. Así ocurre el día 15 de agosto en Santa María Tepepan, uno de los pueblos tradicionales de Xochimilco. Son barrios que han conservado su carácter en medio de la gran Ciudad de México. Calles escabrosas, casas achaparradas, mucha gente en la calle, caminando al lado de los muros reforzados de los condominios. Se celebra la Asunción de la Virgen María.
Y la pandemia no detiene la devoción, aunque este año se hayan cancelado la feria y la tradicional procesión en el pueblo. Los petardos siguen detonando. Los fieles lanzan sus cohetes a las 11 de la noche. O a las 5 de la mañana del domingo siguiente.
¿Qué se despiertan todos por culpa de los cohetes? ¿El perro aúlla? ¿El aire huele a quemado? La gente dice: Es una tradición. Entonces, ¡qué viva la Virgen!